Autonomía departamental y… ¿planes y más planes?

Después de más de medio siglo de estudios, planes sectoriales y territoriales, el “subdesarrollo” departamental sigue siendo un problema sin resolver; así pues, sigue siendo necesario trabajar en aras de la resolución de este problema

Durante ya varias décadas, un conjunto de instituciones públicas y privadas de Chuquisaca ha centrado sus esfuerzos en promover y asegurar que los planes, programas e iniciativas ligadas al desarrollo logren resultados sostenibles en el tiempo. Sin embargo, en la actualidad, seguimos manteniendo índices de desarrollo bajos, tanto económicos como sociales, además de continuar con altos niveles de pobreza.

En esta dinámica, los procesos de planificación han ponderado, en algunos casos, enfoques sectoriales y en otros, territoriales, pero aparentemente y en general han sido más un va y viene de procesos de planificación que una “implementación” de los planes resultantes. Así también, resaltan los “consensos” durante las diferentes épocas: Sucre ciudad universitaria, servicios de salud, turismo, etc.; pero estos no han llegado a transformarse en planes de desarrollo consensuados.

Chuquisaca tiene una historia rica en procesos de planificación orientada al desarrollo económico y productivo. No obstante, el departamento se ve “agobiado” por la necesidad de mejorar las condiciones económicas, sociales e institucionales que “afligen” actualmente a la población. Por tanto, la efectividad de la planificación para el desarrollo económico en Chuquisaca se convierte en uno de los ejes principales del accionar de los diferentes actores vinculados al desarrollo. Y aún más ahora que nos encontramos en un momento de debate e implementación de las autonomías y ante la necesidad de construir un “poder regional” para asegurar cambios económicos verdaderos en el ámbito departamental.

Después de más de medio siglo de estudios, planes sectoriales y territoriales, el subdesarrollo departamental sigue siendo un problema sin resolver; así pues, sigue siendo necesario trabajar en aras de la resolución de este problema, razón por la cual las diferentes paradojas encontradas son necesarias revertirlas a partir, entre otros, de los siguientes aspectos:

– Alianzas estratégicas y coordinación entre actores públicos, privados y académicos, en la perspectiva del corto y mediano plazo.
– Planes de alta calidad con enfoques estratégicos, análisis de realidades, oportunidades adecuadas, coherencias entre objetivos y actividades, entre actividades y disponibilidad de recursos.
– Consistencia en la visión estratégica sobre las potencialidades reales y precisión en los objetivos de los procesos de planificación.
– Considerar la inclusión económica para que amplios segmentos de la población, en situación de pobreza, accedan efectivamente a oportunidades de emprendimiento para generar y apropiar excedente, en el marco de su organización, valores e interculturalidad.
– El establecimiento de competencias claras de los actores y capacidad de ejecución acorde a sus competencias.
– Articulación de las inversiones públicas (en diferentes niveles), privadas y académicas entre sí y en el marco de la ejecución de los planes de desarrollo.

Así también, es necesario desplegar esfuerzos orientados a mejorar la gestión pública en el nivel departamental, lo cual significa introducir la Gestión por Resultados y la Rendición Participativa de Cuentas, como sistema de trabajo que mejora el engranaje gubernamental y sus mecanismos de acción, permitiendo, por una parte, convertirlas en organizaciones más eficientes, efectivas y eficaces, y por otra contribuyendo a solucionar los problemas del sector público con sistemas de medición del desempeño en las diferentes entidades públicas.

Por tanto, el involucramiento de la sociedad civil en los procesos de gestión pública parece ser un medio adecuado e idóneo para mejorar la eficiencia en la prestación de servicios y producción estatal. Lo importante de este proceso es la transparencia de la administración pública ante la sociedad, a partir de la rendición de cuentas de su gestión, evaluando los compromisos asumidos y no solo comunicando lo que se hizo.